Esta noche he visto en tve un reportaje sobre el nuevo "lenguaje" que utilizan los jóvenes a través del móvil o en messenger. Es cierto que muchos utilizamos este código inventado en los últimos años como consecuencia del ahorro de tiempo y coste del mensaje. Pero esta nueva y digital forma de comunicarse parece imponerse por momentos y es incontrolable, adentrándose como un virus que desea destruir la pureza de nuestra lengua.
El problema surge en el momento en el que este tipo de código se emplea en cualquier soporte, no importa si es un trabajo de clase, una redacción, un examen... Encontramos esa cantidad de errores ortográficos que producen auténticos escalofríos.
En este reportaje anuncian la posibilidad de entrar en una nueva etapa de nuestra lengua, un cambio revolucionario al que yo me opongo totalmente como filóloga. Soy consciente de que nuestra lengua está en constante evolución, y que la mayoría de los cambios se deben a la influencia de los usos populares que acaban por imponer la norma. Pero amigos, esto no es un cambio "justo". Salvaguardemos nuestra preciada lengua española, no olvidemos nuestras raíces latinas, y hagamos todo lo posible desde el ámbito escolar por paliar estos problemas.
Hagamos entender a los jóvenes que hay que cuidar y mimar nuestro vocabulario, tanto oral como escrito; que comprendan la necesidad de las normas; que conozcan y respeten nuestra lengua que tiene una historia que hay que continuar y no desterrar; que sepan diferenciar los distintos registros para cada situación...
Parecerá que mi opinión es demasiado restrictiva, pero la verdad es que llevo toda mi vida cuidando mi lenguaje, procurando no cometer errores, y si los he cometido aprender de ellos e intentar no repetirlos. Me licencié en filología hispánica dando sentido a la evolución de mi lengua, a las etapas de nuestra literatura, viendo sus causas, sus consecuencias... la propia palabra lo dice, "filología"... es el amor a las letras...
Lo siento, pero no puedo ser más clara.